La merina debido a su rusticidad habita zonas de suelos muy pobres, en los que actúa como agente de fertilización, participando en el equilibrio ecológico de la dehesa. La oveja merina y las vacas retintas, juegan un papel decisivo en el mantenimiento y sostenibilidad de la dehesa:
• Herramienta de mejora de pastos herbáceos
• Transporte y aporte de nutrientes con aumento de la fertilidad del suelo.
• Dispersor de especies
• Acelerador de ciclos de nutrientes.
Todo esto, sumado a sus hábitos como el caminar mucho, no esquilmando siempre la misma zona, y a su vez fertilizando grandes superficies y diseminando gran cantidad de semillas a lo largo de grandes extensiones, hace de la oveja la especie más adecuada para mejorar la dehesa. Otros aspectos positivos de este animal son que aprovecha las hierbas pequeñas, no gustando mucho de herbazales altos, y el escaso ramoneo directo que realizan, siendo esto toda una ventaja a la hora de conservar el regenerado del arbolado en la dehesa.